El Valle de Curicó, una de las zonas vinícolas con mayor diversidad de Chile, se encuentra a unos 115 millas al sur de la capital Santiago, dentro del área conocida como el Valle Central. Su posición entre las Cordillera de la Costa y los Andes crea el clima perfecto para el cultivo de la uva, donde los días calurosos ayudan a que las uvas maduren por completo, mientras que las noches frías mantienen su punzante acidez. Con una cultura de vino que se remonta al siglo 19, Curicó planta más de 30 variedades de uvas que se producen en múltiples estilos, desde atrevidos Cabernet Sauvignon y Carmenere hasta refrescantes Sauvignon Blancs y vinos espumosos.
Bodegas Miguel Torres fue la primera bodega comercial que se estableció en Curicó, cuando en 1979 la familia Torres de España se aventuró a Chile en busca de nuevos proyectos. Desde su viñedo en Curicó producen dos vinos únicos: “Cordillera Extra Brut”, un vino espumoso elaborado por el método tradicional con uvas 100% Pinot Noir; y Manso de Velasco, su Cabernet Sauvignon insignia elaborado con viñas de más de 100 años.
Autor: Maytte Rivera
