Después de plantar una vid, tarda unos tres años en producir frutos aptos para la elaboración del vino. La planta se considera “adulta” de 7 a 10 años, su edad más productiva en cuanto a cantidad de racimos. A medida que la vid envejece, disminuye el número de uvas que produce pero aumenta la concentración de compuestos de sabor. Una planta se considera “vid vieja” cuando tiene más de 25 años, pero las vides pueden permanecer activas más de 100 años. De hecho, la vid viva más antigua que se conoce hoy en día es una rara variedad de 400 años que se cultiva en Maribor, Eslovenia.
Aunque producen menos fruta, algunos enólogos prefieren estas vides porque requieren menos mantenimiento y los vinos tienden a tener un sabor intenso con taninos sedosos. En la región de Lodi de California, Gnarly Head produce Zinfandel a partir de vides de 40 años. Para probar una variedad blanca de vid vieja, pruebe Bucci Castelli di Jesi, elaborado con Verdicchio de 37 años. Si de verdad quieres experiementar lo que es “vides viejas”, decanta una botella de Miguel Torres “Manso de Velasco”, elaborado con viñas de Cabernet Sauvignon plantadas en 1902 en Chile!
Autor: Maytte Rivera