La fortificación es el proceso de agregar un licor neutral (generalmente brandy de uva) al vino para aumentar su contenido alcohólico. La práctica comenzó como un medio de proteger los vinos del deterioro para que pudieran viajar distancias más largas. El producto final tiene aproximadamente 17%-21% de alcohol por volumen y puede ser seco o dulce. Algunos de los vinos fortificados más famosos incluyen el porto y el madeira de Portugal, el jerez español y el marsala italiano.
Durante el proceso de fermentación, la levadura se alimenta de los azúcares que se encuentran en el jugo de uva, convirtiéndolo en alcohol. Si el vino se fortifica antes de que la levadura consuma todo el azúcar natural, el producto final será dulce. Este es el proceso utilizado para hacer los portos de Graham’s y Osborne, y el Madeira “Malmsey” de Blandy. Si el vino se fortifica después de que la levadura convierta todo el azúcar natural, el producto final será seco, como en Emilio Lustau Jerez Fino y Carlo Pellegrino Marsala Secco.
Dependiendo del estilo, los vinos fortificados se pueden disfrutar antes de una comida como aperitivo, como ingrediente en varias recetas o con varios postres y quesos.
Autor: Maytte Rivera