Uno de los ingredientes principales del jugo de uva es el azúcar, específicamente la glucosa y la fructosa. Durante el proceso de fermentación, la levadura se alimenta de estos azúcares, convirtiéndolos en alcohol y dióxido de carbono, entre otros componentes. El azúcar residual, es azúcar de uva natural que no se convierte en alcohol y queda en el vino. Se mide en gramos por litro (g/Lt) y varía mucho según el estilo del vino. Los vinos tintos, blancos, rosados y espumosos secos pueden tener entre 0 y 17 gramos por litro, mientras que los vinos de cosecha tardía y Tokaji Aszú tienen más de 120 gramos. Dicho esto, el contenido de una botella de vino puede oscilar entre el 0,1 % y el 20 % de azúcar residual. Dependiendo de la cantidad, el azúcar residual agrega sensación en la boca, realza los sabores de frutas y equilibra la acidez.
Los productores pueden detener deliberadamente el proceso de fermentación, lo que resulta en vinos "semi secos" con niveles de alcohol más bajos y un toque de azúcar residual. Este estilo combina muy bien con sushi, platos especiados como pollo al curry o a base de verduras. Tome una botella de Stemmari Moscato, Chateau St Michelle Eroica, o Doctor Loosen Riesling para disfrutar de un toque de azúcar residual perfectamente equilibrado con una acidez penetrante.
Autor: Maytte Rivera