Una ánfora es un recipiente con forma de jarrón, típicamente hecho de arcilla, usado a menudo en las civilizaciones antiguas para transportar líquidos y granos secos. Varían en tamaño y tradicionalmente se distinguen por tener dos mangos, cuello angosto, cuerpo ancho y fondo puntiagudo. Muchas culturas han utilizado ánforas para fermentar y transportar vino, desde China hasta Georgia, Armenia, Israel, Egipto, Roma y Grecia. Los ejemplos más antiguos datan del 7000 a. C. en la provincia china de Hunan, donde se usaban para fermentar arroz, miel y varias frutas. En el país de Georgia, los investigadores encontraron envases que datan del 4,000 a. C. y descubrieron que a menudo se enterraban para proteger el producto del robo durante invasiones enemigas. Las ánforas tienen muchos nombres: talha en Portugal, orci en Italia, quevri en Georgia y tinaja en España.
El uso de ánforas para la vinificación y crianza, tanto de vinos blancos como tintos, ha resurgido en los últimos años. Los recipientes de arcilla son menos porosos que los barriles de roble, pero aún así permiten cierto contacto con el oxígeno, agregando textura al vino y suavizando los taninos ásperos sin impartir sabor. También mantienen una temperatura estable y fresca adecuada para una lenta evolución del vino.
Bodegas Arizcuren en Rioja produce un 100% Mazuelo (Cariñena) envejecido en ánfora durante ocho meses, lleno de sabores a frutas negras y sutil terrosidad. Disfruta de una botella, viaja en el tiempo y ten por seguro que este antiguo recipiente de vinificación está aquí para quedarse por buen tiempo.
Autor: Maytte Rivera