La uva Nebbiolo ha aparecido en los libros de historia desde el siglo trece. Nativa de Piemonte en el noroeste de Italia, es mejor conocida como la estrella de los vinos tintos de las regiones de Barolo y Barbaresco. En los alrededores, como Ghemme y Gattinara, se la conoce como Spanna, y en la región de Valtellina, como Chiavennasca. Se cree que su nombre proviene de la palabra italiana nebbia en referencia a la neblina que invade las colinas de los viñedos piemonteses.
En Barolo, los vinos deben envejecer al menos 38 meses, de los cuales 18 deben ser en barricas de roble, según las leyes de producción (para el Riserva es un total de cinco años). Cascina Bongiovanni produce su Barolo a partir de uvas provenientes de un viñedo familiar de 30 años, envejecido durante dos años en barricas de roble francés y embotellado sin filtración. La familia Marcarini obtiene su Nebbiolo del Brunate “cru”, una de las zonas de cultivo de uva más respetadas dentro de Baroloy también envejece durante dos años en roble siguiendo métodos tradicionales de vinificación como mantener bajos rendimientos durante la cosecha y aplicar maceraciones largas con el cascaras.
En la region de Barbaresco, el vino debe tener una crianza de un mínimo de dos años, de los cuales al menos nueve meses deben estar en barrica. Los vinos tienden a ser estructurados pero más suaves que Barolo. Poderi Colla produce vino de los viñedos de Roncaglie, una de las zonas de cultivo más prestigiosas de Barbaresco. Envejecido durante 12 meses en roble francés, este Barbaresco está lleno de aromas a especias dulces y violetas.
De color claro pero de estructura poderosa, Nebbiolo puede producir vinos llenos de sabores de cerezas, rosa, cuero y anís, con la capacidad de envejecer durante décadas. Abra una botella con un corte graso de res o pato asado y disfrute del sabor de Piemonte en una copa.
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Autor: Maytte Rivera